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jueves, 19 de noviembre de 2015

IMPRESIONISMO PAISAJISTA:
El movimiento pictórico denominado impresionismo nació en Paris en 1870 y es de los más importantes y reconocidos de la pintura contemporánea. El origen del nombre está en un cuadro de Monet titulado “Impresion, soleil levant”, la crítica de entonces se burló del nuevo estilo bautizándolo como “impresionista”.

El impresionismo tiene muchos puntos innovadores y originales y surgió como diferenciación del realismo, imperante hasta entonces en Francia. Puedes comprobar en los cuadros expuestos las características generales que identifican las obras impresionistas:



Se pinta la apariencia, no la existencia definida, por eso se alcanza la “desmaterialización”. No importan las formas sino el aspecto puntual.
Se pinta al aire libre (“Plein air”) para captar lo instantáneo : la luz, los contrastes, lo fugitivo, lo cambiante. Predomina lo impreciso y lo vaporoso. El pintor tiene que trabajar deprisa porque luces y colores al aire libre cambian con rapidez, y no digamos nada de las nubes, la lluvia, la niebla, la nieve, puestas y salidas de sol, etc. En los impresionistas se adivina la hora del día y la estación del año según la luz y la atmósfera. Captar el agua ( ríos, arroyos, playas) es la gran conquista de los impresionistas y les fascina 
puesto que está en cambio permanente.
Técnicamente se emplean pinceladas sueltas de colores puros, que hieren nuestra retina al verlos de cerca pero que, a cierta distancia, componen escenas definidas pues nuestra vista las compone. Si lo contemplas de cerca parecen cuadros emborronados, pero si te alejas, son visiones preciosas en su luminosidad y transparencia. Es la mezcla óptica que resuelve nuestro sentido de la vista. No se usa el negro, ni siquiera en los contornos, se busca el color limpio, puro y vigoroso con pinceladas separadas como si fuera un mosaico. La crítica de la época los puso a caldo, tachándolos de atrevidos y faltos de gusto.



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